No soy más que el instante,
la muerte es segura, los cheques en
blanco se acabaron, en el camino
de la desesperación he visto el final, y
en la lejanía me acompaña el verde
de la pradera, la noche es inmensa,
no quiero detenerme, y me detengo,
me aburro de mí y esto es algo
privado, pero este aire es un engaño,
y hasta mis ojos se me antojan
irreales.